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CELEBRACIÓN DE EXEQUIAS

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«… es muy importante que evitemos la manipulación que muchas veces se hace de la celebración de las exequias. Adviértase en el ejercicio ordinario de la acción pastoral todo lo que significa la celebración de un funeral, enséñese con el debido tiempo a los fieles como la muerte no puede constituir un espectáculo, ni la oportunidad de que sean explotados sin misericordia unos seres humanos tocados por el dolor.

 

Conforme al Espíritu del Ordo para las Exequias, quedan prohibidos los discursos y oraciones fúnebres en el recinto de la Iglesia.  Por ello se procurará que, con ocasión de las exequias cristianas, se alejen del recinto de la Iglesia los discursos, decretos, resoluciones y demás actos que pueden ser llamados “civiles”. Lo mismo que palabras que buscan elogiar al difunto, prolongando demasiado la celebración de las exequias. Recomendamos que todos estos signos, que hacen presente el justo dolor de quienes se asocian a la familia de los difuntos, se puedan tener mejor en las Salas de Velación o en los recintos que normalmente se habilitan para la llamada “cámara ardiente”. »

 

“La visión cristiana de la muerte (cf. 1 Ts 4, 13-14) se expresa de modo privilegiado en la liturgia de la Iglesia: «La vida de los que en ti creemos, Señor, no termina, se transforma; y, al deshacerse nuestra morada terrenal, adquirimos una mansión eterna en el cielo.

(Misal Romano, Prefacio de difuntos).

 

  

 

Con nuestra oración y acompañamiento en estos momentos

de dolor y esperanza.

Atentamente,

 Equipo para la Vida Litúrgica de la Parroquia.